jueves, 3 de septiembre de 2009

Mirtha LEGRAND y los candidatos de Uruguay...


Jueves, 03 de septiembre, 2009 - AÑO 10 - Nro.3377

LA COLUMNA AMARILLA

Conmoción

Tercera época Por Antonio Pippo

Desde ayer, al desayunar con una sorpresiva versión periodística, no he podido contener los estremecimientos.

Mirtha Legrand, la vieja dama digna que preside almuerzos televisivos en Argentina, ha dado un paso audaz, muy a su aire: invitó a acompañarla a Mujica, Astori, Lacalle y Larrañaga.

¡Qué conmovedor!

¡El debate tan reclamado entre los principales candidatos autóctonos haciéndose al otro lado del río, y con degustación de exquisiteces que la envarada doña de gruesos tobillos y anchas caderas ofrece a sus comensales!

Quiero conservar la esperanza de que no ocurra y sea, simplemente, una versión sin sustento, o de que, siendo cierta, los implicados rechacen el convite con cortesía y firmeza.

El primer problema es la señora Legrand. No se trata de su presencia, elegante desde la ropa a los zapatos, aunque todo le colocan con calzador, ni de su peinado o sus joyas, ni de sus calculados pestañeos o sonrisas blanquísimas, ni de sus imborrables arrugas o de su desvanecida cintura.

Es verbalmente incontinente, la superficialidad adorna sus exposiciones, que lo son más que preguntas, e interrumpe con una inoportunidad desquiciante tanto como da la palabra a un invitado justo cuando éste, desde el comienzo dubitativo acerca de la largada sobre la comida y, ya famélico, se introduce un generoso trozo de la preciosura gastronómica que le han puesto delante.

El segundo problema, si así podemos llamarlo, sería que estos candidatos aceptaran y aterrizaran en las aterciopeladas sillas donde la diva los sentará, frente a una multitud de servilletas, cubiertos, platos y adornos capaz de confundir no sólo a Mujica sino, si lo invitaran, al mismísimo y abundoso Puglia.

Lo surrealista de un almuerzo así está asegurado.

Por eso parece posible que el ciudadano no militante, si sobrevive y en vez de suicidarse por ahorcamiento genital, empiece a mirar con simpatía a los colorados, al Partido Independiente o a la Asamblea Popular.

FUENTE: La República

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