viernes, 23 de octubre de 2009

Internet. Es una nueva arma terapéutica para superar el estrés postraumático


Ciberterapia para el estrés postraumático


Un programa de computadora está siendo usado en Estados Unidos para tratar a los veteranos de la guerra de Irak. Los soldados pueden volver a experimentar las imágenes, los sonidos e incluso los olores de la guerra. Algunos dan testimonio de la mejora, aunque en Inglaterra todavía están renuentes a usar este procedimiento.


En un pequeño cuarto sin ventanas, un infante de marina estadounidense se pone un visor de tercera dimensión y un rifle de utilería. El sargento Robert Butler ha sido un infante de marina por cerca de 20 años y estuvo dos veces en Irak. Luego de su última misión volvió con estrés postraumático.

Ahora finalmente puede lidiar con las dolorosas memorias de los horrores de la guerra. El sargento Butler cree que sus problemas psicológicos se originan en un patrullaje en 2005 cuando fue testigo de la muerte de un padre y su hijo adolescente que quedaron atrapados en medio de una balacera. El hijo de Butler tenía más o menos la misma edad del muchacho que murió.

"La primera vez que regresé, yo estaba completamente recluido y evitaba el contacto con el exterior", señala. "Inicialmente había estado renuente a participar en el programa de Irak virtual. Pero llegué al punto en mi vida en que sentía que tenía cero control y que estaba a punto de perder la única cosa que representaba lo máximo para mí: la familia, así que estaba dispuesto a intentar cualquier cosa".

El sargento Butler demuestra el escenario de computadora que fue utilizado para ayudarlo. Dice que el tratamiento lo ha hecho sentir mejor.

Sonidos y olores

Una explosión al frente rompe el vidrio delantero del vehículo y el soldado virtual sentado junto a él queda herido, con su brazo sangrante. La plataforma en donde se sienta el sargento Butler vibra, para añadir a la sensación de realidad. Y no solo hay imágenes, sonidos y vibraciones de la guerra, también están los olores. Estos vienen de una máquina que puede liberar un olor a caucho quemado, a especias de Medio Oriente, a dinamita, a combustible diesel, incluso olor corporal. El comandante Scott Johnston, psicólogo clínico, maneja el programa en el Centro Medico Naval de San Diego. Al respecto señala que "nuestros distintos sentidos son indicadores muy poderosos para nuestra memoria. En vez de dejar que esa persona siga eludiendo esas memorias que lo atormentan, si las sacamos a la luz y realmente las enfrentamos, podemos reducir los efectos negativos sobre los individuos". Liberando pensamientos. Eso empieza a explicar cómo funciona el programa. La teoría es que el experimentar repetidamente el escenario de la computadora, le permite a los soldados con síndrome de estrés postraumático desbloquear y después discutir experiencias de guerra angustiantes que habían permanecido enterradas. Luego de cada sesión de 30 minutos en la computadora, los soldados tienen una hora de terapia con un psicólogo. "Soy una persona totalmente cambiada", dice el sargento Butler y agrega: "¿Estoy a 100%? No, porque el síndrome de estrés postraumático siempre será parte de mi vida, esas memorias nunca se van. Pero definitivamente me ha ayudado a tomar pasos y archivar esa información. Es cierto que regresa, es procesada como cualquier otra memoria, y yo ahora puedo hacer mucho más cosas que antes de la guerra", apunta.

El comandante Johnston dice que los resultados preliminares son emocionantes. "Encontramos que 30 de cada 40 pudieron retornar a servicio completo, y ahora estamos comenzando a implementar el programa en los distintos servicios de las fuerzas armadas para nuestros guerreros que regresan".

Muchos soldados británicos y estadounidenses han sufrido problemas psiquiátricos luego de servir en Oriente Medio. Pero el Ministerio de Defensa británico en Londres no está todavía convencido del programa de Irak virtual.

Dice que por años ha estado explorando los posibles usos de la realidad virtual para el tratamiento de problemas de salud mental, pero que todavía se trata de "trabajo en progreso".

FUENTE: La República

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