lunes, 23 de noviembre de 2009

URUGUAY: Son más de 48.000 los niños que trabajan en el país

23/11/2009

En esta oportunidad, El Espectador se centró en el derecho que tiene los niños, niñas y adolescentes a ser protegidos contra el trabajo infantil.

Mientras distintos organismos nacionales e internacionales aprovechan la conmemoración del vigésimo aniversario de la Convención de los Derechos del Niño para difundir datos e informar sobre futuras acciones, El Espectador decidió darle una mirada al trabajo infantil en Uruguay, fenómeno que afecta al 8% de los niños, niñas y adolescentes uruguayos. Lea el informe de El Espectador

Los Derechos del Niño cumplen este viernes 20 años. En Uruguay se llevaron a cabo durante este semana varias actividades al respecto, además, este viernes por la tarde el INAU realizará jornadas recreativas tanto en Montevideo como en el interior.

Estos derechos, que fueron acordados por la Asamblea General de la ONU en 1989, establecen varios puntos que fueron tomados por los distintos países para elaborar sus propias leyes.

Allí se confirma que los niños tienen derecho al juego, a la libertad de asociación y a compartir sus puntos de vista con otros; a dar a conocer sus opiniones, a una familia, a la intimidad y a la protección durante los conflictos armados.

También tienen derecho a recibir una alimentación adecuada, un nombre, una nacionalidad y, por sobre todas las cosas, afecto.

El documento establece, además, que los niños tienen derecho a la libertad de conciencia, a la protección contra el descuido o trato negligente, a la información adecuada, a la protección contra la trata y el secuestro. Además, deben ser protegidos contra las minas terrestres y contra todas las formas de explotación y abuso sexual.

En esta oportunidad, El Espectador se centró en el derecho que tiene los niños, niñas y adolescentes a ser protegidos contra el trabajo infantil.

Según la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada 2006, del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Uruguay el 7,9% de los niños trabaja. La cifra llevada a números indica que son aproximadamente 48.000 los niños que realizan algún tipo de trabajo.

Los datos representan un leve descenso comparado con cifras del año 1999. La disminución es adjudicada a una variación en el tramo que va de los 12 a los 17 años. A pesar de la tendencia decreciente, la encuesta detectó un aumento del trabajo infantil en los niños de cinco a 11 años. Un 3% de los niños realiza tareas intensivas en el propio hogar.

A pesar de que unos 48.000 niños, niñas y adolescentes trabajan en el país, Uruguay sigue siendo uno de los que tiene el menor índice de trabajo infantil en América Latina.

En diálogo con El Espectador, la representante de Organización Internacional del Trabajo (OIT), la socióloga María Jesús Silva, quien estuvo hace poco tiempo en Uruguay, destacó la labor de las autoridades y de las distintas organizaciones sociales que trabajan con el objetivo de que no existan más niños con derechos vulnerados.

“De acuerdo a algunas estimaciones que ya se tienen, Uruguay sería uno de los países que presenta menos índice de trabajo infantil. (De todos modos), cada niño que trabaja en condiciones por abolir, es un niño. No porque tenga un menor índice significa que no haya que continuar luchando por erradicar el trabajo infantil, al revés, hay que pensar cómo Uruguay se pude convertir en uno de los primero países de la región en estar libre de trabajo infantil”, explicó Silva.

Por otra parte, Uruguay forma parte de conjunto de objetivos a largo plazo que fueron fijados por las Naciones Unidas para liberar a una gran parte de la humanidad de las trabas de la pobreza extrema: el hambre, el analfabetismo y las enfermedades. Entre esos objetivos del milenio, como se los conoce, está previsto erradicar el trabajo infantil para el año 2015.

El Código de la Niñez y la Adolescencia establece que “se tomará a los 15 años como la edad mínima que se admitirá en los adolescentes para que trabajen en empleos públicos o privados, en todos los sectores de la actividad económica, salvo las excepciones especialmente establecidas en los artículos siguientes, y aquellas que, teniendo en cuenta el interés superior del niño o adolescente, conceda el Instituto Nacional del Menor”.

El documento asegura, además, que “para el caso de que los niños o adolescentes trabajen, el Estado está obligado a protegerlos contra toda forma de explotación económica y contra el desempeño de cualquier tipo de trabajo peligroso, nocivo para su salud o para su desarrollo físico, espiritual, moral o social”.

En diálogo con El Espectador, el director del INAU, Jorge Ferrando, dijo que el trabajo infantil es una derivación de la necesidad económica de muchas familias. Indicó, además, que en el interior se ve como normal que los niños trabajen en el campo.


“Lo más importante es cómo vamos trabajando esto a nivel social y cultural, porque la existencia de trabajo en niños y adolescentes tiene que ver con necesidades económicas especialmente en aquellas familias que vienen en condiciones de pobreza y plantean que sus hijos salgan a pedir plata o a vender cosas o a juntar basura en un carrito como los clasificadores. También tiene que ver con una visión cultural o de la valores. En el interior se ve como algo normal que los niños y las niñas trabajen en la huerta en la cría de animales a caballo junto a sus padres. Entonces, si bien hay una normativa internacional que regula el trabajo que se puede hacer y el que se considera un trabajo peligroso, la sociedad uruguaya tiene prácticas que son distintas a las que establece la normativa”, aseguró Ferrando.

El jerarca del INAU indicó que para lograr los objetivos del milenio se debe realizar un trabajo de prevención, de toma de conciencia, de asesoramiento a las familias y de búsqueda de los recursos públicos para que los niños puedan concentrarse en la educación y en tener tiempo para jugar y recrearse.

Asimismo, se está actualizando en Uruguay el listado de trabajos peligrosos, que fue elaborado por el Comité para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI), que es integrado por el INAU, varios ministerios, la Cámara de Industrias, la Asociación Nacional de ONG (Anong), el PIT-CNT, y varias organizaciones sociales.

Dentro de los trabajos peligros se incluye el que se desarrolla en el campo, la mendicidad e incluso el trabajo en publicidades y en la industria del entretenimiento.

El Espectador dialogó con uno de los tantos niños que trabaja por las calles de Montevideo. Con tan sólo nueve años ofrece flores en distintos restaurantes. Sus padres siempre observan el recorrido de su hijo dos cuadras más abajo.

En primer se le preguntó a este niño qué significa trabajar o qué entiende por trabajo. “A mí me parece bien ayudar, he ayudado a tanta gente yo, como gente que está en el suelo, le he dado un lugar a veces. Una vez mi madre y yo vimos unos niños ahí y llamamos a la Policía y estaban medios dormidos y no sabíamos qué les pasaba y estaba meta a toser. Llamamos a la ambulancia y a la Policía y a esta hora la niña está bien, caminando tranquila”, respondió.

Consultado sobre si a esa hora no debería estar durmiendo, el niño contestó: "¿Durmiendo, yo? Hay 20.000 niños despiertos. Algunos (trabajando) y otros no".

El niño reconoció que hace ya varios años que recorre las calles vendiendo flores. “Es mejor acostumbrarse de chico. Es como si yo estuviera cuidando a mis padres por si pasa algo. Ellos en cualquier momento me cuidan y yo los tengo que cuidar a ellos. Ellos me cuidan a mí, cuando he tenido la hepatitis me llevaron al médico y todo”.

Además contó que su objetivo es vender por lo menos un ramo de rosas por día y aseguró que a pesar de trabajar, nunca dejó de ir a la escuela.

“Necesitamos vender, por ejemplo, un ramo más o este o dos o los que se pueden para poder irnos", explicó.

Al ser consultado sobre si era conciente de que estaba trabajando, el menor aseguró: “Claro, no soy tan burro”.

http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?id=167474&sts=1

FUENTE: www.alianzaportusderechos.org/

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